ULISES 4X4 - UNA EXPERIENCIA QUE SE RENUEVA EN CADA VIAJE

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Ulises 4x4 vuelve de su última expedición por el desierto/ Ulises 4x4

“Anécdotas, muchas. Pero lo del traje de gitana si no lo vives no das crédito”

“Hay muchas cosas que les hacen falta: material escolar, ropa, medicinas… pero lo de las bicicletas no tiene precio”

 

Como ya les contamos el pasado mes de marzo, de nuevo la expedición 4×4 Ulises, se ha adentrado en Marruecos, en esta ocasión siguiendo las pistas del Paris-Dakar, sin un rumbo concreto, para poder repartir todo lo que durante estos meses se ha podido ir recabando.

Nos vemos con los responsables de estas expediciones: Carlos Cañete y Miguel Medina, que vienen acompañados por una expedicionaria que se ha estrenado en este viaje, Marili Serrano Uranga, y que promete que volverá, “vengo con las pilas cargadas y habiendo aprendido aquello de vosotros tenéis los relojes, nosotros el tiempo”.

Miguel y Carlos llevan diez años organizando este tipo de viajes, en los que los apasionados de las rutas por el desierto en 4×4, unen el viaje de aventura a una importante labor humana, social y “que nos revitaliza”, algo que ellos llevan entendiendo hace tiempo: “no se puede ir con los coches vacíos”.

Cañete y Medina, organizan los turnos de Acerinox del segundo, con las épocas que el tiempo es más beneficioso y con un determinado número de coches que le puedan acompañar y viajan al Sahara, donde reparten todo aquello que hayan podido recoger durante una temporada. “Este viaje hemos sido quince personas y seis coches que el primer día, después de cruzar la frontera nos ventilamos ochocientos kilómetros, por aquellas carreteras, para llegar a nuestro primer destino, Boudnid. El resto del viaje es muy elástico, tan solo llevamos concertadas dos noches en habitaciones”.

A partir de Boudnid, una semana por las pistas del París- Dakar, disfrutando de imágenes, dunas, oasis, pequeños asentamientos… “que solo te ofrece esa maravillosa zona del país”.

Cargados de medicinas que se encarga de recoger Eli González, que trabaja en el 061; material escolar, bicicletas, ropa, zapatos… No quieren dejar de agradecer a todos los particulares que han pasado por el comercio de Cañete a dejar lo que podían y junto a ellos, la ayuda inestimable de comerciantes linenses como Calzados Vanessa, “nos ha dado cientos de pares de zapatos”, o Librería Sánchez “que nos ha surtido de tal cantidad de colores, plastilinas, lápices, libretas… que no podíamos guardar más. Tanto nos dio que lo repartimos en dos viajes”.

La experiencia, siempre es nueva. “Venimos muertos, pero felices”

Carlos Cañete no quiere dejar pasar lo importante que son las bicicletas “daros cuenta que las distancias para que los niños vayan a la escuela son bestiales. Llevo años visitando los contenedores la noche de reyes, porque en el cambio de juguetes, encuentro muchas bicicletas que a los niños se les han quedado pequeñas. Así que si alguien va a tirar o cambia alguna, que la acerque hasta nuestro comercio que le daremos un buen fin y realizará una buena obra”. Marili, asegura que “son indescriptibles esas caras con esas sonrisas entre temor y agradecimiento”

 

Miguel Medina, aprovecha su ratito en la redacción de La Línea Digital para hacer otro llamamiento a la población, “veréis, es muy importante todo lo que llevamos, pero hay objetos casi imprescindibles y de los que carecen como las gafas de sol. Hemos pensado que para el próximo viaje, haremos una campaña en los colegios para material escolar y entre la población para recoger esas lentes que tanta falta hacen en un lugar donde el sol deslumbra tantas horas y todo se hace a la intemperie”.

La gente es hospitalaria, cierto que no esperan la llegada de nadie, pero “sobre todo si ven bajar a una mujer del coche, les da mucha confianza. No dudan en invitarte a un té y son muy hospitalarios, allí, en medio del desierto. Viven de su ganado, del trueque”.

Junto al viaje contemplativo, han podido disfrutar de sitios paradisiacos: “hemos visitado una escalera de cincuenta y dos escalones, totalmente en medio de la nada. Desde ella, una idea de un austriaco que llegó allí, se enamoró del sitio, y decidió construir unos edificios con la nebulosa y la constelación de Orión, allá por los años treinta. Algo que ni te imaginas y que cuando lo visitas con los bereberes, no das crédito”.

 

Antes de despedirse, quisimos conocer cómo vuelven: “De vacío. Sin nada, cansados pero con el espíritu y la mente despejados, sanos y dispuestos de nuevo”. Carlos nos cuenta una simpática anécdota de este viaje , “veníamos en los coches y no nos quedaba nada, bueno sí, un traje de gitana. Pero nunca vimos el momento de entregarlo a nadie, sinceramente, no nos parecía. Cuando de pronto, en medio del camino, vimos a una niña, vestida de gitana. Ya volvíamos con algo a lo que no le veíamos utilidad ni un momento propio para que se pudiese usar, pero en aquel momento, no había que dudarlo, paramos el coche y le dimos el traje que quedaba en la maleta. Listo, podíamos volver. Todo había cumplido una misión”.

La casualidad da esos momentos. Lo que si tienen claro Miguel Medina y Carlos Cañete, que ya empiezan a organizar un nuevo viaje. Y los que han viajado con ellos, si les coincide en fechas, aseguran que repiten la experiencia y animan a todo el que quiera conocer “cómo es posible hacer turismo, conocer culturas y hacer una buena obra, no lo duden. Es una experiencia gratificante”